top of page
  • Foto del escritorMarina Lillo García

Automática

Actualizado: 26 mar 2020

Debería escribir mucho sobre el mundo, sobre el mundo y sus complicaciones. Volver a abrir el capitulo de la emergencia climática me hace estremecer también porque me demuestra que nunca lo he cerrado y que nunca lo podré cerrar, que solo lo tapo con unas pocas hojas secas esperando que no ocupe un lugar tan central en mi mente, esperando que no me haga relativizarlo todo siempre y no sea el motor de todo lo que hago. Esperando salir de este duelo, esperando que no duela, que deje de doler, que desaparezca, por lo menos un rato. Pero tengo que reabrirlo y eso es reabrirme en canal, quitarle las hojas secas, exponerlo y elevarlo sobre ese lugar central, que ocupe mi mente entera, que eclipse a todo lo demás para poder escribir y que esos escritos tengan sentido, que duelan, que piquen, que informen y sean pertinentes. ¿Cómo escribir sin emoción? ¿Cómo no hacer referencia constante a mi propia vulnerabilidad si hablo de ello, si me hace sentir microscópica? Si me hace sentir culpable. Si me hace querer salir de aquí y no volver.

Ahora todo se esencializa, de repente nada vale, de repente todos somos mucho más vulnerables de lo que creíamos, y las redes caen. Pero no quiero que caigan. Me doy cuenta de que todos mis vínculos están lejos y son dependientes de energía. Que sin energía para cargar mis dispositivos, sin la energía que alimenta las telecomunicaciones, estaría sola. La inestabilidad y lo rápido que va todo, me hace ver como esa fuerza potencial va en aumento constante, como podría desaparecer todo de repente. De nuevo quedarme sola. Y pienso que no he aprovechado bien el tiempo. Que todo el cuatri pasado no debería haber estado casada con la universidad, que debería valorar más mi propia vida. Que debería haberme informado y debería haber escapado antes. No he hecho fermentos, ni he puesto los cultivos de invierno, tampoco he investigado nada sobre bioconstrucción ni permacultura y lo más que he hecho ha sido escribir artículos sobre el cambio climático en este blog. Ah, y atarme a un puente para que me pegue la policía y me grabe la prensa de Telemadrid.

¿Qué hago? ¿Cómo de rápido van las cosas? Este camino que he elegido es el camino largo. Quiero estudiar arquitectura para saber mucho sobre el mundo, quiero estudiarla para entender el por qué de las cosas, y saber más sobre la construcción y sobre el arte para no perder esa sensibilidad que explota cuando empiezo a esencializar. Cuando no debería, cuando la sensibilidad debería crecer y ramificarse, cuando debería abrazar los vínculos y fortalecerlos, me cierro, lloro, me siento impotente y me obsesiono, sin parar de leer en mi casa, energéticamente lo más insostenible que hay. ¿Cómo puedo escribir ahora de forma objetiva sobre la crisis climática y soluciones si solo quiero escapar?

Quiero ser útil para los proyectos, quiero ser completa para tener recursos y saber autogestionarme, no, autogestionar comunidades, tejer redes, vivir con un sistema de permacultura. Saber restaurar casas abandonadas, repoblar pueblos, construir con los materiales de la zona, cultivar, coordinar… Pero y si pierdo el tiempo? ¿Qué hago aquí aprendiendo a crear maquetas desde la experimentación formal? ¿Quien soy yo y por qué he comprado una tabla de policarbonato de 1x3 metros para proyectos? ¿Son estas las condiciones? Acabaré corrompida también. Y ¿que es corromperse y por qué estoy aquí y no con las manos en la tierra?

Escribir en el teclado del ordenador me hace poder escribir mucho más rápido y que todo corra más, poder escribir casi a la velocidad de mis pensamientos.

Estos días el mundo me pide seguir, agoniza por no pararse pero no es realista. Siento que cada día me voy a ir haciendo más pequeña y no quiero decir eso porque suena a augurar futuros feos. Solo quiero introspección. Solo quiero escribir lo que se pasa por mi mente sin pretensiones hasta el final. Solo quiero que cesen las obligaciones. Solo quiero no estar casi agradecida a esta situación por demostrarme lo rápido que podría caer una sociedad. Solo quiero abrazar a mis padres pero ellos no quieren.

Me da miedo el aislamiento y no puedo ser productiva. Me lleva mucho más tiempo hacerlo todo porque mi cabeza está saturada con muchas otras cosas. Se barajan millones de futuros posibles. En muchos todo sigue igual pero en otros no, supongo que el colapso nunca se ha olido tan cerca, esto son oportunidades de oro para cambiar el orden social, o momentos súper peligrosos de caldo de cultivo para cosas horribles. De repente me he encontrado pensando que haría si se cortara el abastecimiento. Individualismo horrible, porque las redes no las he creado. De repente he sentido que todo mi conocimiento no valía de nada, que las semillas que acabo de plantar no darán frutos hasta verano y que en verdad mi familia no sabría autogestionarse, que he perdido el tiempo. Que solo quiero hacer sopa de ortigas, comer dientes de león y zapatitos e ignorar que son tremendas bioacumuladoras o esperar que el suelo que piso no esté tan contaminado como lo está en mi mente.

Que tengo miles de huevos de gusano de seda y resulta que las pupas se comen. No seré tan vegana. Es un plato que se prepara en china. Decírselo a mi padre y que haga un chiste xenófobo.

No puedo más que hacer escritura automática sin parar y esperar que mis pensamientos sirvan temporalmente de excusa para dejar de sentirme improductiva y de sentirme mal por sentirme improductiva no respetando mis propios límites y procesos.

Lo siento mogollón.

bottom of page